jueves, 5 de febrero de 2015

Los orígenes de Roma, la ciudad eterna.


753 antes de Cristo, año en que se funda Roma, según la tradición aceptada.
Primitivas tribus de granjeros y pastores, fueron los primeros habitantes de las siete colinas. Los primeros habitantes del futuro imperio vivieron en chozas de caña o barro, cuyos techos de rastrojo apenas resistían el viento. El marco histórico estaba conformado por rústicas aldeas desperdigadas por el Lacio, apenas conocidas entre sí debido a las rutas del rebaño, veredas y pasturas, y mas adelante afianzadas no solo por el comercio, sino por la práctica de algunos ritos en común. Sin duda las ceremonias religiosas se volvieron un punto de encuentro que facilitó estrechar alianza y relación entre aquel lienzo cultural heterogéneo.



Las orillas del río Tíber ofrecen un próspero cobijo para la agricultura, y por ende la ganadería. Poco  poco, las aldeas amplían sus fronteras hasta hallarse una con otra, formando grandes comunidades que terminan ocupando las siete colinas tradicionales. El valle del Palatino es convertido en foro social para la administración de justicia, asambleas, comercio y rituales religiosos en común... Lentamente, nacía una civilización que en algún momento habría de convertirse en el imperio modelo.

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